Me certifiqué con The Carpentries!
The Carpentries es una organización enfocada en la enseñanza de habilidades de programación y manejo de datos. Tiene tres grandes ramas: Software Carpentry, Data Carpentry y Library Carpentry; cada rama cuenta con su comunidad de instructores, entrenadores, mantenedores, ayudantes y demás. Yo conocí a The Carpentries a través de Metadocencia, una comunidad que se creó cuando la pandemia le impuso a les docentes la obligación de enseñar online. Si bien no hice ninguno de sus cursos (todavía), sigo sus andanzas de cerca, porque me parece que tienen un enfoque que se acerca mucho al mío. Y, en verdad, llegué a conocer a The Carpentries porque en algún momento me picó el bichito de querer certificarme en Tidyverse: como ya no están dando el curso de entrenamiento (vaya une a saber por qué), sugieren mirar las opciones de The Carpentries… y bueno, el resto ya es obvio. Todavía tengo ganas de avanzar con esa certificación, pero es evidente que implica mucho más estudio.
Entonces, ¿qué onda la certificación con The Carpentries?
Bueno, qué decirles. Fue una experiencia intensa, pero hermosa. En este caso fueron cuatro encuentros de cuatro horas, distribuidos en dos semanas; luego, una semana después de la última clase, tuvimos el encuentro de checkout, que sería el conjunto de las actividades requeridas para la certificación. La formación no está basada en el contenido de las distintas herramientas, sino en la metodología de enseñanza, es decir, en la didáctica de la enseñanza de la programación. Hay mucho énfasis en el live-coding, en la reflexión sobre los procesos cognitivos (sobre todo los atenciones) de las personas que están escuchando la clase, y el impacto que pueden tener nuestros distintos modos de interactuar. Ya para la segunda clase se nos pidió que hagamos una mini-clase, llamada demo, con algún elemento de las lecciones de The Carpentries que podamos explicar en tres minutos. Recibimos una devolución por parte de nuestres compañeres y a partir de eso volvimos a darla durante el encuentro siguiente.
El checkout, lo más parecido a un examen final, consistió de tres partes: una demo de cinco minutos, un aporte a alguna de las lecciones de The Carpentries y la participación en una charla-debate. La demo era semi-libre: tuvimos que elegir una lección de The Carpentries, pero en el momento del checkout nos decían qué episodio (es decir, qué parte de la lección) debíamos enseñar. En mi caso elegí una lección de R para cientistas sociales, con lo cual se presentaba un panorama muy global de R, de sus elementos principales y de herramientas básicas para limpiar, organizar y graficar datos; el episodio que me tocó trataba sobre los tipos de objetos que se pueden crear. Luego, el aporte a las lecciones apuntaba a que hiciéramos un pull request al repositorio de las lecciones con alguna mejora sobre el contenido o la forma de las clases; en mi caso, identifiqué que en el inicio del episodio sobre elementos básicos se enseña cómo incluir comentarios en el código, pero no se especifica para qué nos sirve comentar, entonces agregué una oración que tuvo como objetivo convencer a las personas de que comentar código es una práctica útil y necesaria. Finalmente, la charla-debate en nuestro caso fue con el mismo grupo con el que estábamos realizando el checkout, y trató sobre The Carpentries, sobre las actividades y las formas de participar.
Cuando empecé el curso, debo decir que me sorprendió el hecho de que la certificación no se basara en el manejo técnico de las herramientas; por algunos comentarios y preguntas que hubo, entiendo que a varias personas les pasó lo mismo. Pero la respuesta fue clara: The Carpentries tiene como objetivo democratizar el acceso a la tecnología a partir de mejorar las herramientas de enseñanza, por lo cual lo que ellos certifican es la capacidad para transmitir la información de forma accesible. Luego, cada persona elegirá qué área considera que puede enseñar. Las lecciones de The Carpentries apuntan a un público principiante, por lo cual en ninguna de ellas se trabajan contenidos demasiado avanzados. Y definitivamente creo que esta propuesta me ayudó a sentirme identificada con el proyecto, ya que el síndrome del impostor siempre está acechando.
Este fue el primer paso de lo que espero que sea un buen camino en el mundo de la programación. Cualquier duda que tengan sobre The Carpentries o su certificación, no duden en contactarme.